En las últimas décadas el mundo ha avanzado en un sentido: el de valorar y otorgar importancia a las plantas como fuente de sostenimiento; no sólo como suministro de materias primas para la supervivencia y protección de la humanidad, sino también como fuente de fármacos para diversas patologías y para la restauración ambiental. Es así como actualmente se procura a una integración de todas las ramas de las ciencias vegetales con la finalidad no sólo de lograr un mejor aprovechamiento de los recursos que nos brinda la naturaleza, sino también de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de aquellos habitantes que residen en zonas marginales con alto grado de contaminación ambiental o que habitan en comunidades localizadas en inhóspitas regiones, carentes de muchos de los beneficios que detentan los habitantes de las grandes ciudades. Sin embargo, dichas comunidades son poseedores de un vasto conocimiento ancestral sobre el enorme potencial que encierran las plantas para satisfacer, sino todas, la mayor parte de las necesidades que el mundo tiene hoy. En ese marco, y siendo el norte argentino un bastión de una de las mayores diversidades florísticas de nuestro país, surge la necesidad de crear un instituto interdisciplinario dedicado al estudio de especies vegetales de interés regional desde el punto de vista bioquímico, fisiológico, funcional y agroecológico, a fin de valorizar aquellas especies con potencialidad para ser usadas en la restauración de ambientes contaminados, para la producción de fitofármacos, fitocosméticos y alimentos funcionales, y para la alimentación humana y animal, en vista de mejorar la calidad de vida de los habitantes de la región NOA.
Los doctores Isla y Prado, impulsores de este proyecto, investigadores del CONICET con más de 30 años de experiencia en bioquímica y fisiología vegetal, junto a un equipo del CONICET y de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), formados en el marco de proyectos dirigidos por ambos profesionales, solicitaron en el año 2016 la creación de una Unidad Ejecutora que pueda reunir todos estos saberes: el INBIOFIV. Para ello, trabajaron no sólo en la gestión y administración de recursos económicos para la remodelación de la infraestructura edilicia de sus respectivos laboratorios y la adquisición de equipamiento, sino también en la formación de recursos humanos, demostrando capacidad de trabajo en equipo, y potencial para afrontar nuevos desafíos. Se llegó así a constituir un equipo de investigación interdisciplinario (Bioquímicos, Licenciados en Ciencias Biológicas, Farmacéuticos, Nutricionistas y Licenciados en Biotecnología) con más de 30 integrantes entre investigadores y becarios de CONICET y otras instituciones.
El Instituto de Bioprospección y Fisiología Vegetal se constituye como una Unidad Ejecutora dedicada a promover el estudio de diferentes aspectos de las ciencias vegetales, tendientes a lograr un conocimiento integrado de los recursos florísticos de la región NOA, precisando sus potencialidades como fuente de biomoléculas de interés alimenticio, cosmético y medicinal, en la sanidad vegetal y como especies con capacidad de remover contaminantes inorgánicos y orgánicos para la restauración de ambientes acuáticos y terrestres.